80x60 cm ~ Pintura, Oleo
En 1990, el parlamento ucraniano adoptó el acta de independencia de Ucrania. El pueblo se alegró. Pero no me estaba divirtiendo. Comprendí que la independencia no se concede por voluntad del cielo ni, aunque resulte curioso pensarlo, por voluntad de los políticos. Este proceso nunca ha sido incruento. Tenía el presentimiento de que nos aguardaban pruebas difíciles. No podía ser de otra manera. Pero me equivoqué al no poder imaginar la crueldad que mi pueblo tendría que enfrentar.
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